GUILLERMO ALTARRIBA/JAUME VIVES – El Padre Kenneth es nigeriano. Se ordenó sacerdote el 2012 en España pero no sin antes pasar por un infierno de varios años que nos cuenta en esta entrevista.
Tú vivías en Nigeria pero llega un momento en el que decidiste marchar, ¿por qué?
Quería hacer realidad el sueño de muchos nigerianos, ser abogado en Inglaterra. Y después de ver tanto sufrimiento en mi país y ver a tantos amigos que morían decidí marchar.
¿Cómo intentaste marchar de tu tierra?
Nos dijeron que lo fácil para llegar a Inglaterra era entrar primero en España, desde ahí coger un tren hasta Francia y luego hasta Inglaterra. Esa era la forma fácil.
¿Por qué?
Porque conseguir el visado es prácticamente imposible. No tiene sentido esperar durante mucho tiempo la respuesta de la embajada cuando ya sabes que casi seguro que no va a ser un no, que no te van a dar el visado.
¿Cómo empezó vuestro viaje?
La agencia de viajes de Lagos nos aconsejó que lo mejor era conseguir el visado de Marruecos y entrar a Inglaterra a través de España.
Entonces vuestra idea era ir a Marruecos y ¿una vez allí?
Nos dijeron en la agencia que una vez en Tánger podríamos cruzar libremente la frontera hacia Ceuta. Nos dijeron también que normalmente los viernes rezan los musulmanes, y que cuando empezaran a rezar nosotros podríamos cruzar.
¿Esto cuándo os lo dijeron?
Te hablo del año 2000.
Intentamos cruzar la frontera y la Guardia Civil nos detuvo
¿Y qué pasó cuando llegasteis a Marruecos?
Intentamos cruzar la frontera, pero la Guardia Civil nos detuvo y nos entregó a la policía de Marruecos, que nos encarceló en Rabat.
¿Qué hicieron con vosotros?
A todos los que nos habían encarcelado, en vez de llevarnos a cada uno a nuestro país, nos abandonaron en el desierto, entre Argelia y Marruecos.
Nos abandonaron en el desierto entre Argelia y Marruecos
¿Y qué hicisteis?
Cruzar el desierto para entrar de nuevo a Marruecos. Tuvimos que caminar más de 3 semanas por el desierto. Estuvimos muchos días sin comer ni beber nada.
¿Cuántas personas erais?
Más de 80.
Después de caminar más de 4 días sin comida y agua vi a un compañero morir. Cayó al suelo y cerró los ojos
¿Viste a compañeros tuyos morir?
Después de caminar más de 4 días sin comida y agua vi a un compañero caer al suelo y cerrar los ojos. Era como una pesadilla, pero tú no puedes llorar, aunque lo intentes, no salen las lágrimas. Estábamos agotados y no pudimos ni enterrarlo, no teníamos fuerza.
¿Y qué pasó con vuestro compañero?
Gracias a Dios, podemos decir que seguramente el viento y la arena del desierto enterraron a esta persona. Esta es la realidad, dura pero real.
Era como una pesadilla, pero tú no puedes llorar, aunque lo intentes, no salen las lágrimas
¿Cómo conseguisteis comida durante esas tres semanas?
Gracias a Dios, cada cuatro o cinco días nos encontrábamos con unas mujeres marroquíes que viven en el desierto y que cuando se cruzan con los inmigrantes les traen pan y agua.
¿Y qué os decían?
Ellas tienen prohibido hablar con no musulmanes, así que lo que hacían era dejar la comida y la bebida y se marchaban. Luego nosotros nos acercábamos para ver qué nos habían dejado. Eso nos permitió sobrevivir. La ayuda de Dios, la Providencia, fue la que permitió que saliéramos vivos de ese desierto. Más claro el agua.
¿A las tres semanas qué sucedió?
Conseguimos llegar a Marruecos e intentamos de nuevo entrar en España, pero otra vez me engañaron. En total tuve que pagar tres veces para conseguir mis propósitos.
¿Quién roba a los inmigrantes?
Normalmente los que se dedican a este trabajo, a los que nosotros pagamos, se marchan con el dinero de la gente. Son mafias que vienen a robar el dinero de los que se quieren marchar. Les dejan sin nada y les impiden que puedan iniciar de nuevo su trayecto.
¿De cuánto dinero estamos hablando?
Piden 1.000 euros para los hombres y más de 1.500 para las mujeres.
¿Por qué vienen las mujeres? ¿dónde van a terminar la mayoría de los hombres?
¿Por qué pagan más las mujeres?
Aquí ya entramos en la lógica de un negocio. ¿Por qué vienen las mujeres? ¿dónde van a terminar la mayoría de los hombres? La mayoría de ellos van a terminar en trabajos forzados. Ellas, en cambio, van a sufrir explotación sexual y se supone que van a tener capacidad de ganar más dinero. Por eso los jefes, los que se dedican al tráfico de estas chicas, tienen que pagar más para poder ganar más luego. Es un negocio.
¿Qué pasó la segunda vez que pagaste y te engañaron?
Tuve que esperar a que mi familia pudiera reunir el dinero necesario y mandármelo.
¿Cuánto tiempo?
Dos años, 1999 y 2000. Estuve todo este tiempo viviendo en las calles de Marruecos.
¿Y la tercera vez que pagaste?
Gracias a Dios conseguí coger por fin la patera.