Más fuerte que el odio

(Recomendación literaria escrita por Eulalia Vives Vives, la más joven de redacción)

Tim Guénard. Más fuerte que el odio.

Barcelona: Gedisa, 2009

284 p.

Tim Guénard tiene 40 años, está casado y es padre de cuatro hijos. Apicultor y auxiliar del Tour de Francia, vive en el sudeste francés, cerca de Lourdes, donde acoge junto con su mujer, a personas con dificultades. Desde hace años, su testimonio está ayudando a denunciar las carencias de amor y la violencia que padecen los jóvenes de hoy en día.

La obra que proponemos hoy a nuestros lectores, Más fuerte que el odio, es una interesantísima autobiografía de un joven condenado al fracaso quien, gracias a la lucha, al afán de superación y al amor de algunos, consiguió salir adelante y superar todas las adversidades que se le presentaron a lo largo de su desgraciada y complicada existencia.

Tim Guénard fue abandonado a los tres años de edad por su madre, que entonces tenía dieciséis. Desde entonces vivió con su padre, un alcohólico violento, casado por segunda vez y con nuevos hijos. La vida de Tim  se convirtió en un continuo de malos tratos, palizas, desprecios e indiferencia por parte de su padre, de su madrastra y de sus hermanastros.  Como consecuencia de una fuerte paliza Tim estuvo hospitalizado dos años. Con 5 años no era capaz de andar, apenas sabía hablar y no recibía cariño de nadie. Una vez dado de alta fue enviado a un orfanato, y de allí pasó por varios más esperando encontrar a una familia que lo acogiese.  Tras vivir con varias familias pareció encontrar finalmente una  que le amaba, pero por un fatal accidente del que no era culpable fue devuelto al correccional. Tim consiguió escapar, como en otras ocasiones. Finalmente llegó a París. No tenía ni dinero, ni comida ni donde vivir. Fue violado. Tras su violación, empezó para él un auténtico calvario, lleno de sufrimiento, amargura, tristeza y desesperación. Para poder sobrevivir se prostituyó, encontrando en aquellas mujeres el cariño y afecto que jamás encontró entre los suyos. Se movió en ambientes marginales, que se convirtieron en su familia. Tras conocer a una jueza con la que posteriormente entabló una verdadera amistad, Tim empezó a cambiar. Consiguió un trabajo digno.  Se aficionó al boxeo, ganando también algún dinero. A través de un compañero de trabajo conoció a una comunidad cristiana que atendía a minusválidos, El Arca.  Enseguida tomó cariño a dicha comunidad ya que  en ella se sentía amado y valorado y pudo ver en aquellas personas muestras de amor y de servicio desinteresado hacia los más desfavorecidos.  Tim quería cambiar pero su historia muchas veces se lo impedía, cayendo una y otra vez en los vicios y maldades que le acompañaban desde su infancia.  Conoció gracias a esta comunidad a su fundador, Thomas Phillippe, quien confió plenamente en él y supo escucharlo, perdonarlo y quererlo.  A partir de este hecho Tim empezó a madurar, creciendo en amor, estabilidad y control de la violencia. Debió luchar, ser fuerte y superarse para conseguir los objetivos que se había propuesto. Muchos  le ayudaron en este largo camino, permaneciendo a su lado, rezando por él y dándole el amor incondicional que jamás tuvo.

Acabamos nuestra recomendación  literaria, dejando a vuestra consideración  una frase del autor: “El Arca es una gran familia. Ha sido creada por el Espíritu Santo para hacer saber a nuestra época que el corazón del hombre no se sitúa en el conocimiento, en la inteligencia, en las técnicas o en el poder, sino en el amor. Por eso, Dios ha elegido manifestarse a través de las personas que sufren, de las personas débiles, pobres, sencillas…”