El loro, la botella de ron, el mapa del tesoro con una X en rojo o la pata de palo son los elementos típicos que conforman la imagen que tenemos de los piratas. Pero realmente ¿es eso cierto? Hemos hablado con Ricardo Piqueras, profesor de Historia de América de la UB, para conocer un poco más este fenómeno que tantas veces hemos visto en el cine, en los libros o en la tele.
El fenómeno de los piratas lo vemos como el estereotipo del loro al hombro, el parche y la pata de palo. ¿Qué hay de cierto en eso?
Bueno, primeramente hay que señalar que cuando hablamos de piratería estamos hablando de un fenómeno histórico que va más allá de la imagen típica del “pirata del Caribe” que nos ha traído el cine. De hecho la piratería ya existía mucho antes. En la Península Ibérica y el Mediterráneo encontramos precedentes. Antes de la piratería en el Atlántico o el Índico, ya había en nuestras costas actividad depredatoria, que es lo que define a la piratería: es una actividad depredatoria en relación a una riqueza que fluye por una serie de rutas comerciales. Los piratas buscan acceder a estas riquezas de forma ilegal o violenta. En este sentido es diferente al contrabando, que también es ilícito pero es una actividad pacífica.
En la piratería del Mediterráneo de finales de la Edad Media e inicios de la Edad Moderna participaba todo el mundo: nadie tenía en aquella época el monopolio de la actividad pirática. Ibéricos y musulmanes participaban tanto en actividades piráticas como contrabandísticas. La piratería no es un espacio cerrado, sino que las fronteras entre lo que es piratería, lo que es corso y lo que es contrabando son muy difusas.
Ahora que hablas de corso, muchas veces se utilizan los términos “pirata” y “corsario” como si fueran lo mismo, igual que “bucanero” o “filibustero”, ¿esto es correcto?
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En el caso de bucanero, la diferencia está en el origen de la palabra, en el bucán. Este término se refiere al colono ocasional, el pirata que acaba participando en actividades en tierra y que utiliza esos espacios costeros y de explotación de ganado para compaginar las dos facetas. El bucanero en ese sentido es medio pirata y medio colono. El filibustero, en cambio, es el pirata del Caribe de los siglos XVII y XVIII. La diferencia es que “pirata” es un término que lo engloba todo y “filibustero” es el término específico para los piratas de esa época y ese lugar. Es una nomenclatura territorial, se define por el campo de acción.
Por último, respecto a los corsarios, la diferencia está en el aspecto de la legalidad o ilegalidad de la actividad pirática. El corsario es aquel que tiene un documento legal llamado patente de corso por el que adquiere apoyo de una corona determinada, como la corona inglesa. Pero si lo vemos desde el punto de vista de la corona española, no existe ese corso: el que para Inglaterra es un corsario porque defiende sus intereses, para España no es más que un pirata, y así lo tratarán las autoridades españolas si consiguen capturarlo. Para el atacante hay diferencia, pero no para el atacado.
¿La corona española también otorgaba patentes de corso?
Sí, también. Todos los países con intereses coloniales acabaron teniendo corso. Lo que ocurre es que la corona española era muy reacia a utilizar este recurso, porque temían que fuera una actividad que se volviera en contra de sus propios intereses. Hubo etapas en las que se dieron patentes de corso en función de con quién se estuviera en guerra en ese momento, pero en general no tuvo una relevancia especial.
¿Los corsarios habían de pagar parte de lo que robaban a las coronas que les favorecían?
No, pero lo que sí es verdad es que este documento de alguna forma acotaba la libertad del capitán de estas embarcaciones. Un corsario inglés, por ejemplo, no dejaba de ser una especie de funcionario de la corona, y por tanto había de respetar las reglas propias de la marina de guerra británica: no podían colgar a los prisioneros, si capturaban a alguien importante habían de mandarlo a Londres, habían de comportarse de una forma más “legal” que no si fuera un pirata y pudiese hacer lo que quisiera…
¿Qué ventajas obtenían los corsarios a cambio de estas limitaciones?
El corsario Francis Drake, por ejemplo, acabó siendo Sir Francis Drake, caballero de la corona inglesa. La ventaja es el reconocimiento social; Drake acabó siendo tratado como un personaje influyente.
Desde un punto de vista histórico, ¿cuál ha sido la evolución de esta actividad?
La piratería ha evolucionado a lo largo de la historia en función de las rutas comerciales. En los siglos XIV-XV las rutas principales eran de cabotaje y centradas sobre todo en el Mediterráneo, y por tanto allí se concentraba la actividad depredatoria de la piratería. Como a finales del siglo XV y principios del XVI el interés comercial pasa al Atlántico y al Caribe y empiezan a fluir riquezas por esas rutas en forma de metales preciosos como la plata, el foco de la piratería se desplaza allí. Esta es la llamada Edad de Oro de la Piratería. A partir del siglo XVIII también hay piratas en el Índico, y en el Atlántico africano. La piratería se extiende por las areas de influencia portuguesa, holandesa o inglesa. Digamos que los piratas dan la vuelta al mundo, se globalizan.
El XIX es un siglo en que el comercio está controlado fundamentalmente por Inglaterra a nivel europeo o por EEUU, y son países que ejercen un mayor control a nivel de flotas y es más difícil ir por libre. Aunque sigue habiendo piratería esclavista, como siempre. Los piratas siempre fueron esclavistas: todas esas historias sobre la libertad de la piratería es algo relativo. Aunque esta concepción es más una elaboración del romanticismo del siglo XIX, con obras como “La Isla del Tesoro” de Stevenson. No obstante, el fenómeno de los piratas no ha terminado, porque estamos hablando todo el rato de piratería en la Edad Moderna, pero ahora también hay, e igual de dura que la pudiera darse en el siglo XVI.

¿A qué te refieres cuando hablas de piratería de ahora?
Mira, ¿en las rutas comerciales que pasan por Kenia o Somalia se pueden atacar los grandes petroleros que pasan por ahí? Pues se atacan, como aparece en la película “Capitán Philips”. Esta refleja muy bien a estos piratas contemporáneos, con sus bases en la costa africana y que atacan a bordo de sus esquifes los grandes barcos cargados de petróleo, que son el equivalente a los galeones en la época moderna. Utilizan medios precarios, pero es que en el siglo XVI pasaba lo mismo. Uno de los mitos es que los piratas clásicos utilizaban grandes navíos, y esto no era así. Lo normal era que utilizaran embarcaciones pequeñas.
¿Y cómo se enfrentaban a los grandes barcos?
Bueno, es que esa es otra idea falsa. La mayoría de las veces no atacaban galeones, porque era algo suicida. Atacaban pequeñas embarcaciones, y buscaban las que no iban armadas. De hecho, la flota de Indias de la Armada Española –los grandes barcos que transportaban la plata desde América a España- solo fue atacada una vez con éxito, y no fueron piratas, sino una flota de guerra de la Compañía Neerlandesa de las Indias Occidentales en 1627. Ningún pirata en su sano juicio habría atacado una embarcación de este tipo. Se atacaban sobre todo intereses locales, navegación de cabotaje, puertos mal defendidos –si el pirata había conseguido medios suficientes-… Sobre este último caso, por ejemplo, Francis Drake fue capaz de atacar Portobelo o Nombre de Dios –dos puertos panameños- porque tenía 900 hombres. Lo cierto es que los piratas intentaban escoger muy bien sus objetivos, porque les iba la vida en ello. Elegían a quién iban a atacar con un mínimo de garantías de salir bien parados. Lo bueno que tenían sus embarcaciones pequeñas a vela es que eran muy ágiles, lo que les permitía escapar. Los piratas no se quedaban con los barcos capturados, normalmente robaban y huían.
Sobre lo que decías antes, ¿crees que hoy en día ha cambiado la percepción que tenemos de los piratas?
Los piratas somalíes actuales son tan pobres y desgraciados como lo eran los de los siglos XVI o XVII. Lo que sí es cierto es que hay todo un misticismo en relación a ese aspecto romántico de la piratería.

¿Este misticismo está justificado?
No, si alguien pudiera vivir alguna experiencia pirática en el XVII saldría bastante asustado del modo de vida, de la dureza… Si las condiciones de vida de cualquier marino de la época ya eran durísimas, las de un pirata que vivía jugándosela en todo momento era aún peor. Además, ellos sabían que allí pirata capturado era pirata ahorcado.
¿Quién se dedicaba a la piratería?
Todo tipo de personas que entendían que podía ser una actividad lucrativa y que les podía reportar más beneficios que cualquier otra actividad legal en territorio colonial. Había mucho marginado en todos los sentidos: desde el punto de vista social, judicial, religioso… La piratería se nutre de todo lo que la sociedad colonial expulsa.
¿Cuál era la zona principal de actuación?
Actuaban sobre todo en función de las rutas de la plata, que pasaban por Panamá, por Veracruz hacia La Habana y de ahí a la península. Ataques en mitad del Atlántico no hubo ninguno, por la dificultad de localizar un barco en medio del océano. La única manera sería seguir al barco desde Cádiz, pero tiene poco sentido porque cuando salían de España, los barcos iban cargados de materias como hierro, mercurio o grano, de escaso valor. Cuando tenía sentido atacarlos era a la vuelta o cuando iban de puerto a puerto, cuando estaban cargados con plata.
¿Lo de la bandera de la calavera es real? Porque ahora estaba pensando que en realidad no tiene demasiado sentido ir anunciando tu llegada…
Normalmente la bandera negra la sacaban en el ataque, cuando el otro barco ya tenía claro que no había escapatoria. No obstante, lo de la calavera con los huesos cruzados, que se llama Jolly Roger o Estandarte del Rey de la Muerte, sí que es real. La iconografía pirática sigue esta línea, buscan evocar el riesgo, la muerte… Querían reflejar la violencia con la que actuaban y dar miedo.
¿Qué hay de cierto en lo que se cuenta sobre la isla pirata de Tortuga?
La isla de la Tortuga era la mayor base de operaciones de los piratas caribeños, eso es verdad. Les intentaron echar de allí pero no lo consiguieron, o mejor dicho, les echaron pero volvían. Más tarde el asentamiento quedó bajo influencia francesa y fue más o menos protegida, porque los corsarios y bucaneros que salían de allí mayoritariamente atacaban intereses españoles, así que a los franceses ya les iba bien. Aún así, Tortuga no estaba demasiado fortificada, su resistencia básicamente era salir corriendo. No tenían interés en fortificarse porque no eran colonos.
Siendo una isla habitada en exclusiva por piratas, ¿cómo podían vivir allí juntos? ¿No era un caos de luchas internas?
Bueno, sí, había peleas, pero en Potosí por ejemplo también se peleaban, y era una zona bajo el dominio de los españoles. Las peleas internas forman parte de la violencia del mundo colonial americano.
Después de ver todo esto, como conclusión, ¿la importancia de la piratería en términos absolutos fue tanto como parece?
Bueno, a España siempre le preocupó mucho más el contrabando que la piratería. El auténtico cáncer del comercio atlántico fue el contrabando, y el problema que hay ahí no era el contrabandista, sino el comprador. Es un problema interno que refleja unas necesidades y unas carencias de producción, y por eso el contrabando en el fondo tiene más peso que la piratería. Seguramente la piratería tuvo más peso histórico en el Mediterráneo que en el Caribe, y fue muchísimo más extensiva en nuestro mar que lo que después fue en el Caribe.
(entrevista realizada por Álvaro Díez y Guille Altarriba)
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