Blade Runner (Ridley Scott, 1982) es una de las películas más icónicas del cine moderno, y también una de las que presentan un trasfondo más interesante. Esta cinta ha inspirado ensayos filosóficos, artículos especializados y libros como «Lo que Deckard no sabía». En Diario El Prisma nos pareció interesante este libro, así que nos desplazamos hasta Manresa para charlar con su autor, Jesús Alonso Burgos, sobre la película y sobre toda una serie de temas que surgieron a partir de ella. Os dejamos con la entrevista.
¿Por qué alguien que no la haya visto debería ver Blade Runner?
Porque, aunque formalmente es una película de ciencia ficción, plantea muchas cuestiones que son eternas: la vida, la muerte, Dios, el hombre, la naturaleza, la cultura… La cultura humana -lo que es el hombre como hombre, como especie- nace en el momento en que el hombre se interroga sobre la muerte. El homínido ve a otro homínido muerto y por primera vez se plantea la muerte. Aunque todo lo vivo ha de morir, el único ser vivo que es consciente de ese hecho es el hombre. Este conflicto es el que se plantea en Blade Runner con los replicantes, los androides que el protagonista -John Deckard- ha de eliminar. La pregunta que se hacen estos replicantes -que es la gran pregunta de la película- es “Bueno, yo me tengo que morir, pero ¿por qué me tengo que morir? ¿puedo evitar la muerte?”.
Lo que les pasa a los replicantes es lo mismo que les pasa a los hombres, que todos querrían ser siempre jóvenes, bellos, fuertes y no morirse nunca, pero, amigo, la condición natural del hombre es la muerte. En la película, los replicantes buscan a su creador -a Tyrell- para que solucione ese problema. Y él, que es un “dios” falso, no puede resolver el problema. Entonces, visto esto, como respuesta a la pregunta inicial que me hacías, es una película que merece la pena de ver porque plantea toda esta serie de reflexiones con un formato muy atractivo: la película es bonita, los decorados están muy bien hechos, Ridley Scott es un gran director a pesar de sus altibajos… Entonces tú de entrada vas a ver una película de ciencia ficción -que personalmente es un género que no me gusta demasiado- pero te encuentras con una película de ciencia ficción muy especial, que te hace muchas preguntas.
¿Y las responde?
Hasta cierto punto. La respuesta está en que sí, todos nos vamos a morir. Pero plantea muchos más problemas, como ¿qué significa ser hombre? Esta película cuando se hizo todavía no estaban demasiado avanzados determinados aspectos de la ciencia, pero en un futuro quizá no muy lejano todos acabaremos siendo un poco como replicantes. Desde que se inició el hombre protésico hasta ahora hay todo un proceso que sigue, y finalmente todos tendremos chips de memoria y aparatos así. Seremos un poco hombres mecánicos, artificiales. Pero con todo y con eso, nos seguiremos muriendo.
¿El hombre se deshumaniza al robotizarse? ¿Hasta qué punto el querer vivir más allá de aquello para lo que hemos sido creados comporta un cierto alienamiento con la realidad?
El hombre es una conjunción de naturaleza y cultura, es un animal como cualquier otro pero que ha conseguido romper las fronteras de la naturaleza viviendo una edad que ya no le corresponde. Nuestros bisabuelos, sin ir más lejos, ya eran ancianos a los 60 años, y ahora estamos adquiriendo unas capacidades técnicas que superan cualquier planteamiento natural. El hombre al final es el animal que vuela más rápido, que ve más lejos, que cava más profundo… ¿Todo eso significa que el hombre está cada vez más alienado? Pues es una cuestión pertinente. Por ejemplo, Internet. Toda esa abundancia de conocimiento, ¿no suprime realmente el verdadero conocimiento? Yo creo que este, la sabiduría, no son solo cantidad de datos, sino que requiere también reflexión. El hombre está rompiendo el límite de la naturaleza, pero no sé qué consecuencias puede tener eso, ya me gustaría…
Es un planteamiento que también está en la película, ¿no? El de si los robots -los replicantes- son más humanos que los humanos…
Claro, en definitiva Roy, el líder de los replicantes, lo que está buscando es ser humano. ¿Cuándo consigue Roy su objetivo? Al final, en el magnífico monólogo al final de la película. Él consigue ser humano cuando adquiere el estatuto que define al hombre: el conocimiento de la muerte. ¿Un robot es más perfecto que un hombre? Hagamos la pregunta dentro de lo posible: dentro de veinte años, una persona que lleve unas gafas de visión láser, que lleve implantado un chip de memoria, que lleve piernas artificiales como el Pistorius… ¿será más perfecto que un hombre? Sí, será más perfecto que un hombre. Incluso puede ser que haya una escisión en la naturaleza humana -una teoría que algunos filósofos ya están planteando-, en el sentido de que haya alguna gente que no pueda reparar constantemente sus circuitos y otra que sí pueda y adquiera prácticamente la inmortalidad. Este segundo grupo de privilegiados puede ser que nieguen su parentesco natural con, por ejemplo, los pobres de África que siguen muriéndose de lepra. No sé si ocurrirá, pero estos, ¿serán realmente hombres? Este es el debate que está sobre la mesa en estos momentos con la biotecnología, con Internet… No sé, el futuro desde luego pasa por situaciones muy complejas…
¿Y el presente?
En estos momentos el hombre está superando su condición natural de animal, y esto se une -desde mi punto de vista- a la idea de Dios. Y lo que es evidente, con independencia de que este exista o no exista -aunque yo creo que Dios no existe, que es una invención del hombre- es que la idea de Dios proporcionó a la sociedad un fundamento moral. Roto este fundamento, ¿cuál es el sustento moral de la sociedad? Nietzsche tenía razón: Dios -o la idea de Dios- ha muerto; la gente ya no fundamenta sus actos en este sustento. Esta idea se ha demolido, ya no nos servirá para organizar nuestro futuro. También el arte está demolido: ¿qué es el arte? Lo que el mercado dice que es arte. Pero el arte también fundamentaba la cultura occidental, así que demolidas las ideas de Dios y del arte y superada la barrera de la naturaleza, ¿cuál es el futuro? Yo creo que el futuro será tenebroso, negro, una cuestión muy jodida.
Es curioso como esto que dices también lo podemos ver en la película, porque Roy no deja de buscar a Dios y, una vez lo encuentra, lo mata al ver que no le da las respuestas que quiere… Pero no se detiene allí, sigue buscando.
Claro, él busca a su creador porque lo que quiere es “vivir más”, tal y como le dice en otra escena al doctor Chew. Roy lo que quiere es lo que quieren todos los hombres. Tyrell, su creador, su dios, no puede alargar su vida, y por eso Roy le mata. En este momento, cuando el replicante mata a dios es lo mismo que nos ha pasado a los hombres cuando hemos también matado a Dios, a la idea de Dios. Como fundamento de la cultura. Roy se da cuenta de que, al haber acabado con su creador, ya no tiene posibilidades de ser reparado, y por eso se enfrenta irremediablemente a la muerte. Precisamente ahí es cuando se demuestra que es un hombre, porque eso es lo que nos pasa a todo el mundo. Ojalá hubiese alguien que nos reparase y nos curase, pero eso no funciona así. Este es el camino que sigue Roy, pero en la escena final asistimos también a una meditación del otro. Después de la persecución, cuando Deckard -el blade runner, el cazador de replicantes– y Roy acaban solos en la azotea, mientras el androide recita su famoso monólogo, el de “yo he visto cosas que no creeríais…”, Deckard hace una reflexión interesante. Se queda estupefacto ante lo que dice Roy, que está diciendo que él ha tenido una vida personal, como todo el mundo, que ha visto cosas y que a los demás les ha interesado un pimiento. Que esas cosas morirán con él, o se perderán con él “como lágrimas en la lluvia”.
Esto es lo que nos pasa un poco a todos con los demás, en una sociedad actual que no atiende a las historias de los inmigrantes, de los jóvenes… Vamos hacia una sociedad en la que todas las historias se perderán como lágrimas en la lluvia. Nunca hasta ahora el hombre ha estado tan solo, a pesar de toda la propaganda políticamente correcta. Y precisamente porque está tan solo, la sociedad ha de inventar una serie de cosas para que la soledad no sea tan visible. Es decir, en el siglo XIX no hacían falta residencias para la tercera edad porque todos los ancianos se morían en sus casas respetados y queridos por los suyos. Ahora eso ya no es así, y quien dice esto, dice muchas cosas. Yo creo que un mundo sin fundamento moral y en el que el hombre haya superado su naturaleza acabando por ser puramente cultura es un mundo terrible.
Hemos hablado mucho de Roy, pero en realidad el protagonista sería el blade runner, Deckard…
Deckard en realidad es el antagonista de toda esta lección moral. Deckard en realidad no es más que un asesino a sueldo, aunque, claro, ¿un asesino de qué? Porque si Roy no es un hombre, pues bueno, “matar” a una maquina solo es desenchufarla, no hay ningún problema…
¿Qué es “lo que Deckard no sabía”, el título de su libro?
Deckard no sabía que el otro era un hombre. Parece que el título vaya en la dirección de que Deckard no sabía que él mismo también era un replicante, que es lo que se insinúa en las últimas versiones de la película, porque hay varias: a mi la que más me gusta es la original, la que tiene voz en off al estilo de las películas de cine negro. Pero en realidad que Deckard sea o no un replicante es lo de menos; lo que él no sabía es que Roy era un hombre, porque lo que define la humanidad no es que tengas un tornillo aquí o no. Lo que define al hombre es la conciencia de la muerte.
Después de este monólogo de Roy del que hablamos, este suelta una paloma que sale volando, ¿tiene alguna conexión con el Espíritu Santo como se le representa en el arte religioso?
Claro, al director, a Ridley Scott, le gusta mucho esta iconografía barroca, y yo creo que sí que quiere decir eso. Fíjate también que en la persecución anterior Roy se clava un clavo en la mano que recuerda muy poderosamente a los estigmas de Jesucristo.
¿Con qué intención crees que hace estas referencias Ridley Scott?
Yo creo que es pura iconografía, porque esta es una película muy esteticista, muy barroca. Pero esto es propio de este cineasta, ya que él se formó en la publicidad. Antes de ser famoso como director de cine fue el principal publicista de Europa.
Otro punto interesante de la película es el papel que juega la ciudad misma en todo este proceso, esta Los Ángeles futurista en la que pasa toda la acción…
Sí, por eso también el futuro es negro. La ciudad del futuro es una ciudad terrible, imposible de vivir en ella… Las ciudades del futuro nos las están marcando las ciudades del tercer mundo. Los Ángeles que aparece en Blade Runner es una ciudad que siempre está cayendo esa lluvia ácida, una ciudad en la que se mezclan referencias de muchas otras ciudades, donde hablan ese dialecto que habla el inspector Gaff, la interlingua. Una nueva lengua franca, mezcla de español, inglés, chino… ese es el futuro de nuestras ciudades: el primer mundo convertido en tercer mundo. Si la cosa sigue así, habrá unos barrios donde vivan los más ricos y el resto será puro detritus cultural. Esta película plantea un futuro creíble, un futuro que además ya lo estamos viviendo en parte. Y eso que cuando el film se estrenó en el año 82 había cosas desde el punto de vista científico que aún no se conocían… Fíjate, en la película todos los que van por la calle llevan ropas de deshechos del ejército rojo. Eso ha pasado: el fin de la URSS. Es un futuro que no está alejado de la realidad actual. Yo creo que para que el futuro -cualquier futuro- sea posible, ha de haber un sustento moral, algo que nos una a todos los hombres en cuanto a hombres. Esto se está rompiendo, está desapareciendo a cambio de nada: ¿los nuevos ídolos de la tribu quiénes son? ¿Madonna, Messi?
Esto tal vez revela que al final estos ídolos son necesarios, que el hombre necesita algo más allá… ¿Puede ser que lo que hace que Roy sea hombre no sea tanto que se da cuenta de la muerte como que busca no morir?
No, con independencia de cualquier otra cosa, lo que le hace humano es el conocimiento de la muerte. Él luego busca a su creador porque no quiere morir. De aquí es de donde nace también todo el conocimiento religioso: yo creo que los hombres se inventan los dioses cuando se dan cuenta de la muerte. Y se inventan que realmente no te mueres sino que después de la muerte hay otra vida. El origen de las religiones está en el culto a los muertos; las primeras manifestaciones de lo religioso en el hombre es el pensamiento simbólico, y la primera manifestación del pensamiento simbólico son los cementerios, los túmulos… No sabemos si Dios creó al hombre, lo que sí sabemos es que el hombre creó a Dios. La Revelación en plan naturalista se plantea en estos términos: en un determinado momento en el hombre surgió la idea de Dios. ¿En qué momento de la evolución el hombre adquiere esa facultad de decir “hay un dios, hay algo superior a mí”? En este momento en el que se separa de la naturaleza y construye su nicho ecológico en la cultura el momento en el que el mono se hace hombre, cuando desarrolla el lenguaje simbólico.
No obstante, es interesante como en la película no hay Dios, pero hay un dios, que es la corporación Tyrell, ese ziggurat que se eleva en medio de la ciudad…
Esto es también lo que está pasando hoy: efectivamente Dios ha muerto pero los viejos atributos agustinianos de Dios el hombre se los da a otras cosas. Hay un filósofo alemán, Feuerbach, que dice que el hombre cogió sus mejores atributos -la justicia, la belleza, la bondad- y se despojó de ellos para dárselos a un ser superior al que llamó Dios. Ahora esto también está pasando con los ídolos más mundanos… Es decir, la idea de Dios es muy difícil de destruir del todo.
(entrevista realizada por Álvaro Díez y Guille Altarriba)