Aunque en Diario El Prisma ya hablamos con Ignasi Arbusá sobre el aborto, no es un hombre de una sola historia. Dado que es directivo de OCATT (la Organización Catalana de Trasplantes), hemos considerado que este era otro tema interesante a tocar. Aquí tenéis nuestra charla con Ignasi Arbusà.
El principal problema con los trasplantes no es de dinero, el problema es que nos faltan órganos. Aunque en Cataluña somos líderes en trasplantes en el resto del Estado (y España es líder en esta materia respecto el resto del mundo), hay mucha más demanda que oferta, porque al fin y al cabo la “materia prima” con la que trabajamos son órganos vivos de pacientes muertos. Por eso, los pocos órganos que conseguimos son para quien realmente lo necesita.
¿Y quién es quien realmente lo necesita?
Hacemos la selección y la lista de espera en base a criterios objetivos, públicos y transparentes. Esto ha de ser así porque si no perdemos crédito ante la sociedad, y si perdemos crédito, perdemos donantes.
¿Cuáles son estos criterios?
De dos tipos. En primer lugar clínicos, dependen del estado del paciente. Los pacientes que con más prioridad son los llamados de “urgencia cero”, es decir, aquellos casos en los que si en 48 horas no se realiza la operación, el paciente muere. El segundo tipo de criterios son geográficos: cuánto más cerca esté el órgano obtenido del paciente que lo necesita, más prioridad tiene ese paciente.
¿Cómo es el proceso de obtención de órganos?
Antes que nada hay que cerciorarse de que el paciente está realmente muerto. Para la donación en cadáver hay que tener en cuenta dos conceptos de defunción. El primero es el de muerte encefálica, en el que el paciente está muerto pero sigue respirando o le sigue latiendo el corazón. Es una muerte cerebral, irreversible, aunque alguna funciones biológicas a nivel subcerebral se mantengan durante un tiempo. El segundo concepto de muerte es la muerte en asistolia, es decir, por parada cardíaca. El protocolo es que si el corazón se para, durante cuarenta y cinco minutos se le intenta reanimar, y si no hay resultado se deja un margen de cinco minutos más para asegurarse. Pasado este umbral, podemos estar seguros de que el paciente ha sufrido ya la muerte encefálica.
Tras eso, mantenemos los órganos activos con una serie de aparatos mientras esperamos a trasplantarlo a un paciente vivo que los necesite. El tiempo que puede permanecer un órgano sin recibir sangre oxigenada (es decir, el tiempo en el que se ha de realizar un trasplante) se llama disquemía fría. Es importante la labor de detección de posibles donantes porque por cada uno no detectado, implica unas cinco vidas que se pierden.
¿De quién extraen los órganos? ¿De todo aquel que muere?
No, aunque por ley podría ser así. Según esta, todos los españoles somos donantes de órganos, pero desde la OCAT (la Organización Catalana de Trasplantes) siempre hacemos una entrevista previa con la familia del difunto. Si no están de acuerdo, damos marcha atrás, nunca forzamos la voluntad del entorno del paciente cadáver. Aun así, no me creo como motivo para no donar que digan que haya una negativa previa del cadáver, eso es una excusa.
Pero también se puede donar estando vivo, ¿no?
Sí, los riñones y una parte del hígado se pueden donar en vivo. En el caso de los riñones es sencillo. De hecho, solo hay un único caso en toda la literatura médica mundial en que a un donante de riñón se le haya tenido que realizar un trasplante porque con el que le quedaba no podía realizar la función renal correctamente. En cambio, el trasplante de hígado es más complicado; hay incluso riesgos mortales en el proceso.
Hay un modelo de donante en vivo que no es muy común pero que hay que destacar. Es lo que nosotros conocemos como el “donante buen samaritano”, el que dona sin saber a quién le llegará su órgano.
¿Qué podemos hacer nosotros?
Lo que sí pedimos a la gente (que no cuesta demasiado) es que se hagan donantes de médula ósea. Simplemente te inscribes y te realizan una muestra de médula, que analizan. En cuanto aparezca un paciente que necesite tu médula porque es compatible, te llamarán a donar. Implica un cierto compromiso, porque en el momento en que te llamen, has de ir al hospital más cercano a donar, pero estás salvando una vida que depende de ti.
¿Y qué hay sobre el tráfico de órganos?
Me parece algo asqueroso. La venta de los órganos de uno es asqueroso. Los principios que mueven al trasplante son de generosidad, y en cuanto prostituyes este sentido original, apaga y vámonos. Hay un principio ético en virtud del cual se afirma que el fin no justifica los medios, y que un mal no puede arreglar un mal. Y vender los órganos de uno mismo es un mal.
Estamos hablando aquí de bioética…
Exacto. La base de esta ciencia es que no todo lo técnicamente posible es éticamente aceptable. La ciencia se ha de someter a la consideración ética. Por eso ningún equipo de médicos realizará un trasplante de corazón, aunque sea de un padre para su hijo, por el mismo principio que te decía. Un mal (la enfermedad del hijo) no se puede arreglar con otro mal (la muerte segura del padre en cuanto le quiten el corazón).
Otro tema candente en bioética es el de la limitación del esfuerzo terapéutico, es decir, el retirar los medios para mantener con vida a una persona en estado terminal ¿Qué opina usted?
Antes que nada, esta limitación no puede darse si el objetivo es obtener los órganos de esta persona. Solo puede realizarse la limitación para evitar el encarnizamiento terapéutico, es decir, el mantener con vida a alguien sin otro motivo que mantenerlo. Lo que no se puede retirar son las funciones vitales: nutrición, respiración a nivel normal, una medicación razonable… Si aun así, esa persona muere, no es debido a haber retirado la medicación, sino porque la naturaleza ha seguido su curso.
¿Y respecto a otras prácticas hoy a debate como los xenotrasplantes (los trasplantes entre humanos y animales)?
Mira, cualquier artefacto, biológico o no, que ayude a resolver un problema biológico me parece bueno. No veo el problema ético con los xenotrasplantes, como tampoco lo veo con trasplantes híbridos de material tanto orgánico como sintético ni con la generación de órganos en base a células madre del cordón umbilical o periféricas. Para estos temas, además, no faltan fondos, porque hay una industria farmacéutica muy potente detrás que tiene interés en llevar a cabo estas investigaciones.