La idea de Europa

“La gran apuesta”. Así me definía Europa, hace poco, un muy lúcido profesor de Pensamiento Contemporáneo. “El pasado y lo que está por venir”. El mundo académico está lleno de defensores acérrimos del europeísmo. Pero no solo en la universidad se hallan estos rara avis: si observamos con atención los encontraremos en las redacciones de los periódicos, en los bosquejos de la política, incluso en los cafés a primera hora de la mañana. Médicos, abogados, artistas… Hace tiempo que el europeísmo no es monopolio de un solo sector de la población.

Pero, a ver, ¿qué diablos es Europa? “Las grandes ideas humanas. Eso es la cultura europea”, decía Rob Riemen, director fundador del Nexus Institute. ¡Cuánto idealismo rezuma Europa! Tanto, que cuando intentamos pasar todo eso al plano práctico, nos hacemos un lío y montamos un circo. Pero hay algo indiscutible en su afirmación: Europa es un boom cultural, un sistema ingente que a menudo nos sobrepasa. Esa cultura europea está en nosotros, empapa la visión con la que miramos las cosas. ¿El problema principal? Que no nos han educado en el europeísmo. Permítanme la afirmación: qué pésimo sistema de propaganda ha llevado a cabo Europa.

Europa es tradición, ciertamente. Pero no la tradición-patria-rey que proclamaba el carlismo. Es tradición grecolatina, tradición judeocristiana, tradición marxista, tradición germana idealista, tradición franco-ilustrada. Todas ellas, en definitiva, diferentes ramas de un mismo tronco. Nos empeñamos en ver solamente las ramitas y el follaje, sin atender a por dónde corre la savia principal.

Y entonces vienen los tópicos de baja estofa. Como el proceso secularizador que sufre Europa. No me malinterpreten: no hablo de religión strictu sensu. Hablo de esa pretensión que tienen muchos de borrar de un plumazo el pasado. Como si eso fuera posible—o como si eso fuera posible sin trauma social. Cuando a alguien le amputan un brazo el dolor es agudo; cuando le arrancan parte de su espíritu el trauma no es menor.

Otro tópico: “los españoles no tenemos nada en común con los alemanes”. Supongo que se refieren a las largas sobremesas españolas (que tanto me gustan, dicho sea de paso). Y al repensarlo uno siente lástima por la estrechez de mente. Establecer la ecuación cultura = comer, salir… está muy de moda hoy en día. ¿La literatura? Al carajo. ¿El arte? Al carajo. ¿Filosofía? ¿Teología? ¿Estamos seguros de que no tenemos nada en común?

Pero, ¿saben qué? Yo soy un europeísta convencido. Y soy muy optimista al respecto. Por eso abrimos este blog: para que sea una ventana a Europa. Pretendemos lo misceláneo. Reivindicamos poco. Hablaremos de Europa, de sus lugares, su gente y su cultura. Sus relaciones con el resto del mundo. Elucubraremos sobre su futuro. En una u otra dirección: Europa es la gran apuesta. Y es mucho más que una “Unión”.