Kai Parlange es el director de «Espacio Interior» (México, 2012). La película cuenta la historia real de Bosco Gutiérrez Cortina, un prestigioso arquitecto que fue secuestrado y estuvo encerrado durante ocho meses en un cuartucho de apenas unos metros. El cineasta vino a Barcelona a presentar su película, que inaugura la XI Muestra de Cine Espiritual, y allí fue también Diario El Prisma para hablar con él. Os dejamos con lo que nos contó.

¿Por qué hacer una película como “Espacio Interior”?
Porque me conmovió profundamente la historia del arquitecto Bosco Gutiérrez Cortina, en el que se basa la película. Descubrir su experiencia me cambió la vida. Bosco da este testimonio de vida en conferencias a lo largo y ancho del mundo, y llevarlo a un formato cinematográfico se convirtió en una obsesión.
¿Qué fue lo que te llamó la atención del testimonio?
A Bosco lo secuestraron y lo mantuvieron en un zulo de 1,5×3 metros durante ocho meses. Lo que más me tocó fue ver cómo un hombre en una situación límite como esta pudo reinventarse y sacar lo mejor de allí. Pudo descubrir que la verdadera libertad estaba dentro de él, pudo renovar su fe. Tocó mi corazón pensar que, si este hombre en esta situación pudo lograr eso, ¿cómo yo en mi vida diaria puedo tener pretextos para no hacer lo mismo?
Dices que salió con una fe renovada. Es curioso que la película es muy explícita en este sentido…
Yo creo que es una historia muy única, y eso es parte de la magia de “Espacio Interior”. Aunque obviamente, hay historias de fe por todos lados del mundo, y esta es una más de ellas.

Sí, pero me refiero a que sorprende ver una película que vaya tan de cara con este tema…
Claro, es que para este hombre desprovisto de todo, desnudo, aislado, encerrado, amenazado de muerte, el entender profundamente que su vida está únicamente en manos de Dios y no en manos de sus captores es lo que le permite salir adelante. Es lo único.
En una entrevista, el actor protagonista, Kuno Becker, dijo que “no hay un solo mexicano que no haya sido afectado por la violencia”. ¿Los secuestros como el que aparece en la película son algo muy común en México?
Realmente es muy duro platicar ahora contigo y recordar que esta película trata de una historia de 1990 y hoy es un tema tan actual y tan vigente. Es un tema que nos duele profundamente a todos los mexicanos. Ahorita hay una situación muy dura en este momento con 43 jóvenes desaparecidos. Es algo muy vigente y a mí me entristece profundamente. Creo que “Espacio Interior” es una luz y una esperanza para este México que nos duele, porque justo habla de un hombre que lucha, que se aferra a su fe y sale adelante. Me gustaría pensar que esto puede ser la fortuna y el destino de los mexicanos: acercarnos a Dios, aferrarnos a nuestra fe, juntarnos como sociedad, luchar por un mejor México. Un mejor país que se merecen nuestros hijos, y también luchar por un mejor mundo.
Es, por así decirlo, de un caso concreto a lo general, ¿no?
El de Bosco es un caso muy particular. El cómo este hombre está en una situación límite es algo concreto, pero yo creo que a lo largo y a lo ancho del mundo hay muchos tipos de secuestro. Siguiendo la analogía, creo que hay muchas personas en Europa, aquí en Barcelona, que están secuestradas por su trabajo, por la lejanía con su pareja, por estar fuera de los valores familiares… Yo preguntaría “¿qué tipo de secuestro vives tú?”. En base a eso, tienes que cambiar tu vida para acercarte a Dios y ser un mejor ser humano y un mejor ciudadano del mundo.

Y en un aspecto más técnico, ha de haber sido difícil conseguir mantener la atención del espectador durante una hora y media en la que casi siempre sale solo un personaje…
Pues a mí es de las cosas que más me preocupaban cuando estábamos escribiendo la historia, el hecho de contar todo desde un solo punto de vista, como se cuenta en la película. Pero creo que está bien resuelto, creo que el público y los críticos han conectado muy bien con la realización cinematográfica, porque el eje rector es seguir al protagonista, Lázaro, en cada uno de los momentos de su historia. Tú no lo acompañas solamente en el tiempo real y en el espacio del zulo, sino también en sus salidas: en los flashbacks, en sus recuerdos, en sus imaginaciones… Se trata también de hacer experiencia un poco de la claustrofobia de sentirse encerrados durante los 90 minutos que dura la película.
¿Esta claustrofobia también la tuviste en cuenta a la hora de decidir cómo filmar?
Sí, a nivel técnico seguimos este mismo eje rector. En un principio el personaje se siente amenazado completamente, desprovisto de ropa… muy encerrado en este zulo tan pequeño. Para reflejar esto utilizamos una óptica que nos ayudara a sentir este espacio más pequeño. Usamos lentes largos aquí, y conforme Lázaro se va adaptando y va creciendo en fe en este espacio vamos modificando cronológicamente la óptica, tirando hacia lentes más angulares. En estos momentos él se siente mucho más cómodo, más tranquilo, más conectado con su fe… y empieza a sentir el espacio un poco más grande, lo que reflejamos con este segundo tipo de lentes.