En el distrito de Sants-Montjuic de Barcelona viven unas 200.000 personas. Si alguna de ellas tiene algún problema de salud mental, puede acudir a la Sant Pere Claver – Fundació Serveis Socials, con cuyo director, Joaquim Corral, hablamos hoy. El motivo de la entrevista, no obstante, no es la fundación en general sino una de sus iniciativas más concretas: el museo de Art Brut. ¿Qué es eso? Mejor que nos lo cuente él:
Antes que nada, ¿qué es el Art Brut?
Tal y como lo definió Jean Dubuffet, es el arte que hacen las personas que no tienen formación en Bellas Artes. En aquel momento –a principios del siglo pasado- se consideraba que los que mejor podían realizar obras de arte creativas y libres de cualquier ortodoxia eran los enfermos mentales. El término «Art Brut» hace referencia al «arte en bruto», del mismo modo que un diamante en bruto, al natural.
Pero esto es a principios de siglo, según dices, ¿aún está vigente el término?
Lo que pensaba Dubuffet se debe a que en esa época no había los sistemas de comunicación ni la movilidad de hoy en día, lo que implica que la gente que podía desplazarse y hacer viajes a ver museos era poca. Actualmente, prácticamente todo el mundo ha visto un Van Gogh –como los famosos girasoles-, o un Picasso, o un Goya. Todo el mundo tiene ya alguna referencia artística, por lo que se ha de redefinir el concepto de Art Brut en el sentido de que podría practicarlo cualquier persona que sea capaz de provocarse ese estado.
¿Qué estado?
El estado en el que uno se abstrae de cualquier condicionante cultural, estético o del tipo que sea. Después se ha acuñado otro término que es el de “arte outsider”.
¿Y no es lo mismo?
Algunos consideran que sí, otros que no, que es una prolongación que amplía más el campo. Nosotros hemos decidido ponerle a nuestra iniciativa el nombre de Museo de Art Brut o mAB, y estamos asociados a la organización europea de arte outsider. En este momento tenemos unas 180-190 obras de unos 15-16 artistas.

¿Estos artistas son pacientes del centro?
No necesariamente. De hecho, aunque la mayoría de los artistas del mAB tienen alguna enfermedad mental, no necesariamente todos, también hay algún sin techo. Y los que son pacientes no solo son nuestros, puede haber personas de otras comunidades, de otros territorios que pueden estar usando los servicios de salud mental en sus ciudades pero que nos han cedido o donado alguna obra.
¿Cuál es el denominador común que tienen los artistas del mAB?
Que son artistas. Para estar en el museo hay que hacer alguna aportación interesante. Es decir, si haces un garabato sin valor estético, no vas a estar… Tenemos un equipo de expertos que valoran las obras para ver cuáles valen la pena y cuáles no. Por ejemplo, dentro del Art Brut es muy habitual trabajar con diferentes materiales. Tapies o Barceló, que son artistas consagrados que han reconocido que practicaban el Art Brut, son muestra de esto. En sus obras vemos mezclas de madera, cuerdas… otros objetos que no son solo el óleo o la acuarela.
¿Qué aporta el Art Brut que no aporten otros museos o corrientes?
Que puede haber una mayor creatividad. Se parte de la base de que la herencia cultural condiciona, pero si eres capaz de librarte de estos condicionantes culturales o estéticos, tal vez harás algo que no se haya visto todavía. En este sentido los artistas están muy interesados en ver cosas nuevas. Juegan con las formas, el color y los materiales para crear nuevos objetos estéticos, y esto es lo interesante. Por ejemplo, hay un grupo de Art Brut en Madrid, llamado “Debajo del sombrero”, que hacían muebles con material reciclado; muebles que no eran, por ejemplo, una silla de cuatro patas convencional, sino objetos de formas diferentes.

Hablas de hacer cosas nuevas, pero ¿no está ya todo inventado?
No.
¿Algún ejemplo dentro del mAB?
Tenemos cuadros de un artista que no se limita a trabajar en una tela con un bastidor. Cuando necesita más espacio en el bastidor, le va añadiendo maderas a un lado o a otro y el resultado es algo informe. O a veces la novedad se manifiesta por dar valor estético a cosas que hasta ahora no lo tenían, como uno que lo ves y puedes pensar que viene del mundo del cómic, pero ya le está dando un formato de obra pictórica. Aquí está la novedad. Más allá de eso, si yo te supiese decir cosas nuevas, ya las estaría haciendo.
La mayoría de los artistas que tenéis tienen alguna enfermedad mental, ¿esto afecta al resultado de las obras?
Podríamos decir que son más oníricos, más delirantes, más abstractos o más osados. Son artistas que enseñan su obra en su casa y la respuesta de su madre es algo así como “¿y no podrías haber pintado un bodegón?”. Es algo que ahora por ejemplo se está empezando a destacar en otros artistas. A raíz de la exposición del Greco que están presentando ahora en Madrid se está hablando de que el pintor sufrió una depresión, que a veces no tenía trabajo y malvivía… Se están destacando este tipo de cosas porque la cultura ha evolucionado.

Tal vez ahora se pone el foco más en el artista que en la obra…
Bueno, se ha contextualizado más. En su momento tal vez lo que interesaba poner de relieve del Greco no era esto; en el Art Brut se intenta destacar siempre las cosas más innovadoras. Lo más estándar no interesa tanto: un día haremos una exposición de autorretratos. Lo que será interesante aquí será ver cómo están expresadas las emociones en aquel autorretrato, de qué manera es efectivamente un autorretrato pero tiene algo del impacto emocional. Eso es más interesante que la precisión de la técnica.
¿Desde el punto de vista del psicólogo esto también puede ser una herramienta para conocer mejor a quien ha pintado el cuadro?
También, pero sobre todo lo que se busca es que sea un sistema de reinserción de los enfermos mentales, que hasta el momento se podían sentir enfermos que pintaban algo que no interesaba a nadie y ahora, a partir de que alguien toma en consideración su obra, se pueden empezar a sentir artistas y no enfermos, en igualdad con otros. Es ir contra el estigma, no tratarlos como personas que tienen algún problema de salud mental sino como artistas. Es lo mismo que te decía: al Greco lo hemos conocido primero como artista y ya después ha salido a la luz que tuvo una enfermedad mental como la depresión. O Goya, que también sufrió depresiones muy profundas, como se puede ver en sus pinturas de la etapa negra. O nosotros mismos, que primero nos conocen como periodistas o como psicólogos y después otro día descubren que hemos tenido un problema de salud mental o de lo que sea.
Estamos hablando todo el rato de enfermedad mental pero habría que matizar, ¿no? Porque es un término que abarca un rango muy amplio…
Claro, estamos hablando de que una de cada cuatro personas de la población general sufrirá a lo largo de su vida una enfermedad mental, según la OMS. No siempre será una esquizofrenia o un trastorno bipolar, que es de lo más grave, sino que muchas veces será un trastorno depresivo o alimentario, o un trastorno nervioso… En un momento como el de ahora en el que hay tantos despidos, tantas separaciones y divorcios o tanta gente que muere de repente, muchas de estas personas acabarán desarrollando tal vez un cuadro depresivo en lugar de pasar por un duelo normal y corriente. O estudiantes que de repente cogen fobia a la universidad o agorafobia y han de dejar los estudios o seguir a distancia… Yo cuando hablo de enfermedad mental me refiero a todo el rango.

Y a pesar de eso queda siempre el prejuicio…
Queda siempre un estigma, porque el concepto de que alguien tiene una enfermedad mental ya se asocia desde la sociedad a “persona peligrosa”, pero realmente cualquier persona “normal” puede sufrir a lo largo de su vida una enfermedad de este tipo.
¿El arte, el Art Brut en este caso, también puede servir como terapia?
Evidentemente. El arte, que es un espacio en el que pueden expresar sus emociones, puede resultarles más terapéutico que explicarle tus problemas a alguien que dé consejos o se escandalice. Esa persona puede tener incluso la conciencia de que la obra que ha realizado es la expresión de su recuperación. De hecho, algunos de los artistas que tenemos han hecho solo una obra, ninguna más. De hecho ha aparecido una disciplina nueva llamada arterapia que está basada en esto.
¿Cuánto hace que se inició esta disciplina?
Bueno, pues hace ya unos años. Creo incuso que el primer lugar donde se empezó a practicar fue aquí, en este distrito, en Sants-Montjuic. A partir de aquí ha ido proliferando y ahora ya hay bastantes arterapeutas que se forman o bien como una especialidad de Bellas Artes o bien de Psicología y que incluso han llegado a crear una asociación.

¿Cómo surgió la idea de crear el museo de Art Brut?
Apareció en medio de una tertulia de amigos, la mayoría o artistas o psicólogos. En ese momento yo no tenía ningún conocimiento sobre lo que era el Art Brut. Allí fue donde tomé conciencia y vi que podía ser una buena oportunidad para desplegar un proyecto.
¿Con qué objetivo en mente comenzasteis?
Nuestros propósitos iniciales eran buscar un espacio estable para montar una colección permanente, abrir la página web y crear un espacio de creación artística, porque la mayoría de estas personas no tienen un taller donde poder pintar, así que lo hacen en casa, en el comedor, donde son interrumpidos… El arte que practican a las familias seguramente tampoco les gusta, porque ven reflejado en él signos de la enfermedad, y eso les ofende, y no los apoyan ni valoran. Por eso creemos que sería bueno tener un centro donde pudiesen trabajar tranquilamente y guardar sus obras en proceso.
¿Esto se ha conseguido?
Estamos en trámites con el Ayuntamiento y con el distrito, a ver si encontramos una ubicación lo suficientemente amplia para que puedan trabajar varios artistas. Además, si hay varios artistas trabajando a la vez pueden aparecer sinergias y quién sabe, a lo mejor crean un movimiento nuevo.

Es decir, que ahora mismo no tenéis sede física.
No, ahora mismo lo que hacemos son exposiciones itinerantes. Además, hemos visto que la realidad es que los museos no son viables económicamente: solo el museo del Barça y el Picasso son rentables, el resto viven de subvenciones privadas o públicas. Pero ahora mismo tampoco hay subvenciones, así que nos hemos tenido que conformar con exponer las obras en la web, donde exponemos todas las obras que nos han llegado, las tengamos o no físicamente. También hay información sobre todo este movimiento del Art Brut y de todos los museos que hay en el mundo sobre este movimiento.
¿Dónde hay más museos de este tipo?
Es curioso ver como básicamente están concentrados entre el oeste de Alemania y el este de Bélgica, pero también hay algunos en los EEUU o en Rusia. En toda España, por cierto, no hay ninguna otra iniciativa de este tipo. En Madrid hay el grupo que te decía antes, “Debajo del sombrero”, que se dedican a hacer arte outsider, pero no es un centro de exposición sino un grupo de artistas.
Has hablado de exposiciones temporales, ¿dónde son las próximas?
Para los próximos tres meses tenemos programadas unas cuantas: en la Magòria, en el colegio de Médicos, en la casa de la Paraula –que es una librería cafetería sala de exposiciones que han inaugurado hace poco- , en el centro cívico de Mollet, en la asociación clorofila de Vilafranca… Allí donde nos lo han pedido, lo llevamos.
Para acabar y como conclusión, ¿si el Art Brut entra en un museo de arte convencional sigue siendo Art Brut?
Claro. Y si el arte contemporáneo lo expones dentro del museo románico sigue siendo arte contemporáneo. Al contrario, lo interesante sería que si un día el mAB ha de cerrar sea porque su obra se ha incorporado a un museo nacional o local en el que hay obra muy diversa, y luego los estudiosos ya sabrán adscribir a qué corriente pertenece cada uno.