Después de más de cuatro horas encerrado en una pequeña logia masónica de la calle Avinyó de Barcelona salí con más preguntas que respuestas. Con más dudas que certezas.
Hace ya mucho tiempo que hicimos este reportaje en diario El Prisma, el 29 de junio de 2012, pero todavía lo recuerdo como si fuera hoy. Enric y Martín se esforzaron por hacernos creer que se trataba de un inofensivo club de debate. Nos enseñaron la cara más amable de la masonería, aunque no escatimé esfuerzos en cuestionar esa visión bajo mi punto de vista muy alejada de la realidad.
Quizás una buena forma de contrastar la información que nos dieron estos dos masones es leer el libro de Maurice Caillet, Yo fui masón, en el que el autor nos cuenta su testimonio. Caillet llegó muy alto en el Gran Oriente de Francia y explica sobre la masonería lo que otros callan: rituales, tenidas, significados ocultos… En definitiva, la cara oculta de una institución tanto más cuestionada cuanto más presume de humanismo y tolerancia.