En pleno Passeig de Gracia, en un edificio señorial delante de la Pedrera, se alza una gran bandera de la Unión Europea. Al entrar y subir al primer piso, un detector de metales desconectado custodia la puerta principal. Es la sede barcelonesa de la Comisión y el Parlamento Europeos. Unas instituciones que representan y promueven el espíritu europeísta en un momento muy crucial de la historia de la UE.
Y es que del 22 al 25 de mayo se celebrarán las elecciones a la cámara de representantes de la Unión y por primera vez el Parlamento elegirá al presidente de la Comisión Europea, lo que vendría a ser el Obama europeo.
La votación, por descontado, elegirá a 751 parlamentarios que tendrán durante 5 años el destino de Europa en sus manos. Unos representantes que ostentarán la difícil tarea de acabar por conjugar la complicada unión económica y respaldar una unión política que se juzga imprescindible en un mundo globalizado.
Unión que para Ferrán Tarradellas, representante de la Comisión Europea en Barcelona era “un selecto club del que nadie quiere irse y muchos quieren entrar”. Un club que querría ser algo más, pero que como señaló Maite Calvó, representante del Parlamento Europeo en la ciudad condal, “no es todavía los Estados Unidos de Europa”,
Aun así, para Calvó, “la UE solo será lo que sus ciudadanos quieran que sea”. Pero, ¿qué mejor forma que elegir a los representantes del parlamento para decidir su futuro?
[sociallocker]Más de 400 millones de personas están llamadas a las urnas esos días para escoger a representantes de 25 países distintos. De nuestro país serán elegidos 54 representantes que, tal y como recordó Sergi Barrera, responsable de comunicación del Parlamento Europeo en Barcelona, “se unirán a los grupos interestatales que conforman la cámara”. Grupos que están formados como mínimo por 7 países distintos, hecho que les hace plenamente europeos y que les fuerza a que “no solo deban ponerse de acuerdo con los otros partidos, sino con los del suyo mismo que son de otras países y que pueden tener otros intereses”, destacó Calvó.

Un proyecto, el de la UE que, tal y como recordó la representante del Parlamento “empezó como un acuerdo para que no hubieran más guerras en Europa” y que se ha ido consolidando años tras año. Pues, “pese a que los Estado miembros pierden soberanía”, afirmó Cavó, “ahora es Europa quien decide sobre políticas tan importantes como la agricultura, el comercio internacional o el suministro de electricidad” y eso “nos hace más fuertes frente a la competencia China o Americana”.
Decir cabe que “el 80% de las leyes que se hacen en las cortes españoles –denunció Tarradellas– son adaptaciones a las normativas europeas”, es decir, a decisiones que han tomado el Parlamento y la Comisión Europea. Resoluciones que “nos afectan directamente al día a día” y a veces tan cotidianas como que se prohíban las bombillas incandescentes o que se unifiquen todos los cargadores de móvil en uno solo.
Aun así, la percepción que tenemos de las instituciones Europeas es de lejanía, “muchas veces –declaró Calvó– porque las decisiones que se toman son muy técnicas”

Otras, según Tarradellas, “por un error en la comunicación” provocado por la cantidad de instituciones que la conforman, por la dificultad de traducirlo todo en las 24 lenguas oficiales que coexisten o porque “los políticos tienden a nacionalizar las cosas buenas que hace Europa y a culpar a la UE de las malas”.
Pese a ello, la Unión ha demostrado un gran esfuerzo por acercarse a sus ciudadanos y, sobre todo, por ser muy abierta y transparente. Y es que, como dijo Tarradellas, “la Comisión Europea es la única institución del mundo que hace una rueda de prensa cada día”. “Y a ella hay acreditados 1.200 periodistas, más que en el Congreso Americano”, afirmó.
Pero lo que está claro es que estas elecciones marcarán un antes y un después en UE, pues como declaró Calvó, la UE será lo que sus ciudadanos quieran que sea, y sus ciudadanos lo decidirán el día 25 de mayo ¿Dejarás que otro decida por ti?
Candidatos
Pero para decidir es necesario saber quién se presenta. A nivel europeo J.C. Junkers, un primer ministro luxemburgués sin pelos en la lengua, es el candidato por el Partido Popular Europeo. Ha llegado a decir de Merkel que “pierde de vista el bienestar europeo” y ha declarado de los mercados que “hay que detenerlos” e irónicamente que “tenemos los instrumentos de tortura en el sótano, los mostraremos si es preciso” para controlarlos.
Por los socialdemócratas, el partido homólogo del PSOE se presenta M. Shulz. Un ex librero alemán que ha criticado “la miopía” de su país y a la austeridad por ser “una receta que ha retardado y encarecido la salida de la crisis”.
Pero la batalla no la libran solo dos partidos. Los Liberales, con un federalista apasionado como líder, Guy Verhofstadt, se presentan como partido bisagra ante un más que probable empate entre los dos grandes partidos.
Quien también quiere protagonizar este rol es el joven y carismático Alexis Tsipras. Un joven de origen griego que lidera la Izquierda Unitaria. Algunos lo critican por demagogo, pero lo cierto es que no deja indiferente a nadie. Ha llegado a declarar que la Unión Europea “pronto nos dirá que prescindamos de la democracia a cambio de préstamos”.
Ska Keller, que ya ha salido a la palestra por su defensa a favor de la consulta soberanista de Cataluña y por su crítica a las vallas punzantes en Ceuta y Melilla, y el sindicalista francés José Bové son los líderes de los Verdes. Una propuesta muy paritaria para un partido que tendrá que afrontar una caída que los sondeos pronostican como inevitable.
Como nota curiosa y preocupante están los partidos euroescépticos. Toda una amalgama de partidos que pretenden ser el Caballo de Troya de un Parlamento en el que no creen. Entre otros Marine Le Pen, por el Frente Nacional francés, que ha destacado por su discurso racista y por decir de la UE que “es como la URSS”.

Por lo que respecta a las cabezas visibles en nuestro país, Elena Valenciano por el PSOE es la candidata más sonada en estas elecciones. El PP de Mariano Rajoy acaba de escoger al Ministro de Agricultura Arias Cañete . Izquierda Unida presenta al histórico Willy Meyer y a Ernest Urtasun para su filial catalana (ICV).
Ramon Tremosa será el candidato de Convergència Democràtica de Catalunya, que en Europa se unirá a Verhofstadt y al partido Liberal; Unió Democrática seguirá con su tradición de unirse a los democristianos del Partido Popular Europeo y presentará a Francesc Gambús como cabeza.Pese que ambos partidos no romperán la costumbre de separarse en el Parlamento Europeo, presentarán una lista conjunta en nuestro país.
Esquerra Republicana propone a Josep Maria Terricabras como líder aunque quizás el nombre más sonado de la lista de los independentistas es el de Ernest Maragall, histórico dirigente socialista que ha saltado del PSC por su negativa soberanista.
Unión Progreso Y Democracia seguirá como grupo no adscrito a ningún partido europeo y propondrá a Francisco Sosa Wagner. Ciutadans, con su Movimiento Ciudadano, apostará porJavier Nart, mediático opinador y ex socialista, para liderar su salto a la palestra española tras los buenos resultados obtenidos en Cataluña y el gran respaldo recibido de muchos lugares de la península.
Dos desconocidos
Por el neonato Vox se presenta el ya eurodiputado Alejo Vidal-Quadras. Ex del PP de Catalunya, es conocido por su ferviente crítica a la cúpula de su antiguo partido antes de abandonarlo y por haber sido alejado de Cataluña a petición de Pujol a cambio de apoyar a Aznar en su primera legislatura. El recién llegado Vox pretende aglutinar el votante cansado del PP, ferviente defensor de las víctimas de ETA y de la unidad de España.

Rafael López-Diéguez será, por último, el candidato para Impulso Social, una coalición católica y provida constituida por Familia y Vida, Comunión Tradicionalista Carlista y Alternativa Española. Un conjunto de partidos que pretende defender la familia tradicional, la vida desde la concepción hasta la muerte natural y la libertad en la educación. Además procurarán “el fortalecimiento de la soberanía de los Estados y demás sociedades intermedias -asociaciones laborales, gremios, colegios profesionales-” que deben “recuperar capacidad de decisión” ahora en manos de la Unión Europea.
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