Ernest Miller Hemingway. El viejo y el mar
Ed. Debolsillo
200 páginas
Ernest Miller Hemingway nació en Illinois, en 1899, y murió suicidado en 1961. Ha sido uno de los periodistas y novelistas más influyentes del siglo XX. Ganó el Premio Pulitzer, en 1953, gracias a El viejo y el mar. Al año siguiente, ganó el Premio Nobel de Literatura por su obra completa. Ha escrito otras novelas como: Fiesta, Tener y no tener, El jardín del Edén, Por quién doblan las campanas o Adiós a las armas, entre otras.
Dicen de Hemingway que un día le retaron a escribir una historia que hiciera llorar, utilizando seis palabras. Este fue el resultado:
«For sale: Baby shoes, never worn»
Se vende: Zapatos de bebé, nunca se llevaron
El viejo y el mar
Con la primera frase de la novela, Hemingway nos presenta el personaje y la trama: “Era un viejo que pescaba solo en un bote en el Gulf Stream y hacía ochenta y cuatro días que no cogía un pez”. El viejo es Santiago, un pescador que en la recta final de su vida, experimenta la fiereza de la vejez. La soledad se hace patente cada día, acentuada por la nostalgia de haber dado el adiós definitivo a sus seres queridos y a los caducos regalos de la vida. La salud apenas le permite reunir las fuerzas suficientes para seguir vivo. Está agotado. Acabado. Solo quedan las cicatrices de una vida sin descanso. Ya ni siquiera es puede hacer lo único de lo que ha sido capaz durante sus días de gloria: pescar.
La fe de Santiago es más grande que un grano de mostaza y se resigna a desfallecer en su afán por pescar. Es un alma persistente y tenaz, capaz de llegar hasta el final con sus ideales.
En su vida, solo le queda un amigo: Manolín, un joven que no pierde la esperanza en su maestro, a pesar de que el mundo la haya perdido tras palpar el fracaso de 84 días de sequía de un viejo sin fuerzas. Santiago, conocedor del amor en su forma y esencia se lo entrega a su joven camarada en forma de renuncia: le obliga a abandonar a un viejo que le está lastrando para que pueda labrar su propio camino.
Despojado ya de todo, no le queda más que su bote y su caña. Se entrega al mar para pescar el pez más grande que jamás se haya pescado. Quiere llegar hasta el final, invirtiendo todas sus fuerzas. Desea demostrarse a si mismo y al mundo que la perseverancia, la constancia y la fe en uno mismo, dinamitan los límites humanos. Va a buscarlo, más allá de toda la gente en el mundo.