(Un reportaje de Ana Alegre y Jara Atienza)
Un perro blanco con el hocico ensangrentado devora tranquilamente los restos de un oveja recién nacida. No es uno de los perros que tanto revuelo han causado en les Tierras del Segre desde el pasado mes de noviembre. “¡Bruixa!” – grita Ramón Agustí, el pastor dueño del perro, al que desde hace unos meses la mala suerte no ha golpeado dos, sino hasta cuatro veces. Ramón explica que su perro tiene hambre y que le ha dado un trozo de oveja muerta para que sacie sus necesidades. Los ganaderos de Lleida no temen a Bruixa; el miedo lo provoca la jauría de perros salvajes que acecha la comarca.
La madrugada del miércoles 5 de noviembre, en una pequeña granja del pueblo de Seròs, una manada de unos 5 o 6 perros sembró el pánico entre las ovejas del rebaño de Ramón. Los animales se encontraban, como habitualmente, en un recinto vallado y electrificado, pero estas medidas no fueron suficientes para prevenir el ataque, no tan inesperado. Muchas murieron por las mordeduras; otras asfixiadas al intentar huir. Este episodio no ha sido un caso aislado, sino que ya van más de cuatro veces en lo que llevamos de año. Es más, el problema venía anunciándose desde hacía tiempo.

“Hace dos o tres años ya me había pasado. Pero esto es criminal”– afirmó Ramón. Este ha sido el ataque más masivo que se ha registrado jamás en toda la provincia. No obstante, como afirmó Lidia Mesegué, una de las encargadas del Centre d’Acollida d’Animals de Companyia de Lleida “Estos perros llevan mucho tiempo abandonados. Todo el mundo lo sabía y nadie ha hecho nada. No suponen un problema hasta que atacan”. Anteriormente, se habían producido ataques en los pueblos de Torres del Segre, Alcarràs y Almatret , y en junio de este año, los perros fueron vistos por los vecinos de Seròs.
No fue hasta pasada la noche del 9 de noviembre, cuando los Agentes Rurales de Lleida iniciaron una partida para capturar a los canes. A la una y media de esa madrugada, el pastor, que llevaba desde el primer ataque durmiendo en la granja, escuchó ladrar a sus perros y salió corriendo, descalzo y rifle en mano, hacia donde se encontraban sus ovejas. “Vi cuatro perros y disparé varias veces. Dejé la escopeta y entré silbando para calmarlas. Tuve que reanimar con mis propias manos a 7 o 8 ovejas. Les apreté los pulmones hasta que les llegó el aire.” Esta escena se repitió por tercera vez el 19 de noviembre, cuando una hora después de abandonar la granja, Ramón volvió y se encontró a varias ovejas muertas y muchas otras malheridas.

Le mataron 250 ovejas en total, pero las pérdidas económicas son aún mayores. “He perdido entre 25.000 y 30.000 euros. El seguro me indemnizará solo con 70 euros por oveja, pero no tienen en cuenta que muchas estaban preñadas y eso rompe el ciclo de las ovejas”. Ramón Agustí culpó al Ayuntamiento de Seròs por no haber actuado antes. Y es que a los Agentes Rurales y al grupo de 6 cazadores no se les dio carta blanca para disparar a los perros hasta el 12 de noviembre, cuando el director de los Servicios Territoriales del Departamento de Agricultura en Lleida, Jaume Fabà, les concedió un permiso excepcional recurriendo a la Ley de Protección de Animales del 2012*. Entonces, las protectoras de animales hicieron saltar todas las alarmas.
Gracias a la presión de la protectora de Alcanó, ésta consiguió quedarse con los cinco cachorros encontrados en una cañería de riego a 4 Km de Seròs (Aitona), el día 17 de noviembre .Con los adultos no pudieron hacer nada, ya que entre el 21 y el 23 del mismo mes se logró enjaular a uno de los perros, y se mató a otros dos. Laia Mesegué aseguró que “cuesta el mismo trabajo pegarle un tiro, que enjaularlo, darle una oportunidad y tratar de re-educarlo”. Explicó que al perro alfa, el más peligroso, al cabo de una semana ya se le podía tocar con la mano, en cambio, “si hubiera sido un perro salvaje te la hubiese arrancado”. Por el contrario, el pastor argumentó que el perro que cogieron tenía entre 4 y 5 años, y que era imposible domesticarlo, ya que “solo sirve para pelear”.

Según Marta Amat, etóloga de la Universidad Autónoma de Barcelona, la posibilidad de re-educar a un perro “salvaje” radica en el origen. Aseguró que “ uno de los factores determinantes es el contacto con otras especies hasta los tres meses de vida. Si no lo han tenido, la predisposición a atacar a una especie desconocida es mucho mayor. Puede ser que nunca se domestiquen, o que sea un proceso muy largo. O por el contrario, si el cachorro ha tenido contacto con humanos se podrá domesticar fácilmente. Si esto último no es posible deberían ser sacrificados, porque implica un peligro tanto para las ganaderías como para las personas.”
Las autoridades consideraron que las probabilidades de un nuevo ataque eran tan elevadas, que no dudaron en disparar al primer perro. Sin embargo, se tiene constancia de que además de los dos perros muertos y el perro enjaulado, se han matado a otros dos de forma extraoficial; es decir, “hay dos desaparecidos en acto de servicio“ según han confirmado las fuentes. Teniendo en cuenta esta información, se calcula que deben quedar un par de perros en libertad.

La jaula trampa con comida es la manera más fácil y menos dañina para capturar a los asilvestrados, ya que “son perros muertos de hambre y si les dejas comida acabarán por entrar”, según aseguró Laia Messegué. Tras la ineficacia de este método, que solo sirvió para atrapar a uno de los perros, se utilizó a los cinco cachorros como cebo para atraer a la manada. Tampoco resultó, y finalmente los agentes decidieron llevarse a las crías, que ya han sido adoptadas. No obstante, varios días después, sin el todavía conocimiento de los agentes rurales, se han encontrado huellas en el escondite en el que fueron descubiertas las crías.
Llorenç Ricou, jefe de los Agentes Rurales de Lleida ha afirmado que “hay muchas probabilidades de encontrar a los perros que faltan en el próximo mes”. El pueblo de Seròs va recuperando la tranquilidad poco a poco. Sin embargo, el pasado 11 de diciembre, otra jauría diferente atacó una granja vecina en Alcarràs. La procedencia de estos perros todavía se desconoce, pero parece ser que hay diversas manadas esparcidas a lo largo del territorio del Baix Segrià. Esto se está convirtiendo en una historia longeva e interminable. A pesar del conocimiento de la existencia de estos perros, “hasta ahora nadie había dicho nada, todo el mundo callaba”, según ha asegurado el señor Ricou.
Quizás este sea el problema.
* Ley de Protección de los Animales (2012): “Si son testigos de un ataque flagrante de uno o más perros, gatos o hurones asilvestrados hacia personas, especies ganaderas o animales de la fauna salvaje autóctona protegida o amenazada, los agentes de la autoridad pueden hacer uso de armas de fuego y, si procede, capturarlos para evitar daños o minimizarlos”