INAS BENGURÍA ROCA.- El periodista Plàcid Garcia-Planas, de ‘La Vanguardia’, está pasando las navidades en Erbil, capital del Kurdistán iraquí. Ayer publicó un reportaje sobre los cristianos perseguidos en Oriente Medio. Lo hace a través de cinco personajes: el padre Behnam Benoka; Marln, un joven refugiado sirio católico; el padre Douglas Bazi; el padre Benham Lallo, y Martin, estudiante del seminario caldeo católico.

Os muestro el inicio del reportaje que podéis leer en lavanguardia.com
(LA VANGUARDIA, Internacional: 25/12/2014 – 09:22h. Plàcid Garcia-Planas, enviado especial a Erbil, Irak)
«El Estado Islámico se ha colado en el portal de Belén.
Por primera vez en dos mil años, nadie en la llanura de Nínive celebrará la Navidad. Por primera vez en dos mil años, no queda ni un cristiano.
Once poblaciones. Más de treinta mil familias. Era la mayor concentración de cristianos que quedaba en Iraq y desapareció el pasado verano. Las fuerzas kurdas que controlaban la llanura se largaron un día hacia el este, hacia Irbil, y los cristianos, aterrados, metieron lo que pudieron en sus coches y corrieron detrás. Llegaba el Estado Islámico.
«Lo último que nos han dinamitado, hace tres semanas, es el convento de las Hermanas del Sagrado Corazón de Mosul», explica el padre Behnam Benoka.

Los cristianos de Nínive dan por terminados sus veinte siglos de existencia. Asirios todos, herederos de Mesopotamia: caldeo-católicos, sirio-católicos y sus variantes ortodoxas. Saben que no regresarán.
«Ya no tenemos a nadie con quien convivir. ¿Con quién podemos hacerlo? La historia del cristianismo en Nínive se ha cerrado», dice el sacerdote.
Primero fueron los shabak, la minoría chií de la llanura. Con el apoyo delGobierno chií de Bagdad presionaron a los cristianos para que empezaran a marcharse. Políticamente. Luego llegó el Estado Islámico. Crucificando.
«Suníes y chiíes tienen cada uno su parte de Iraq. Tienen dónde ir. Los cristianos y los yazidíes no tenemos nada».
¿Y ahora qué? ¿Emigrar o resistir en el territorio kurdo que les acoge? En los años noventa, Iraq tenía casi un millón y medio de cristianos. Hoy queda poco más de cien mil.
«La iglesia no quiere que nos vayamos», dice Marln, un joven refugiado sirio católico de ojos azules. Los quiere en el Kurdistán, cerca de Nínive. Pero hay ganas de irse lejos, donde les dejen santiguarse en paz. Primero intentan marchar a Turquía, Jordania o Líbano, y desde ahí dar el salto a Europa, América o Australia. Vaciando de cristianos el Antiguo Testamento. Al menos dos mil familias han abandonado Iraq desde que el Ejército Islámico conquistó Nínive.
Marln malvive con varios cientos de refugiados en el Shlama Mall, un centro comercial a medio construir. Un esqueleto de cemento. La decoración navideña, plastificada y china, deprime todavía más la escena. Sólo el pesebre desprende calor, montado como lo hacían en Nínive: con frutas en el establo para que los enfermos las tomen y se curen.
(…)
¿Los cristianos deben quedarse o irse de Iraq?
Todos tenemos derecho a vivir -responde el padre Benoka después de un silencio-. Los asirios estamos en esta tierra desde antes de Cristo. Nuestra experiencia con los árabes musulmanes ha sido dolorosa. Siempre hemos sufrido persecuciones, cada vez más fuertes, y el Estado Islámico nos ha dado un golpe terminal. Nuestros jóvenes tienen derecho a buscar un futuro.
……….
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