(En colaboración con CinemaNet)
“Calvary” es una película valiente, y además empieza fuerte. Un hombre que de niño fue violado por un sacerdote amenaza de muerte al padre James Lavalle, un cura inocente, en el confesionario. A partir de este punto, la película acompaña a este sacerdote durante los siete días que el feligrés anónimo le da para que ponga en orden sus asuntos. Y vaya si los pone.
El director, John Michael McDonagh, ha perpetrado una película tremendamente honesta, que en todo momento va de cara. Todos los temas candentes que están actualmente en el debate sobre la Iglesia aparecen en la cinta, sin intención de esquivarlos: la pederastia, el afán de riquezas, el moralismo, el suicidio, el anclaje al pasado, la homosexualidad o la no necesidad de la Iglesia en el mundo moderno son solo algunos. El mérito de la película es lanzar una respuesta a todos ellos desde la persona del protagonista, el sacerdote interpretado de forma poderosa por Brendan Gleeson.
Lo que viene a decir “Calvary” es que la forma auténtica de afrontar todos estos dilemas no está en debates vacíos o en prejuicios, sino en el amor -o el Amor-. Por más que la parroquia del padre Lavalle sea todo un mundo –líos de drogas, infidelidades, psicopatías y excentricidades varias-, él se entrega a todos ellos: el cura de Gleeson es verdaderamente “otro Cristo”. Y no es que la película se guarde las críticas a los vicios de la Iglesia –antes bien lo contrario, están muy presentes en los personajes del obispo y del padre Leary-, pero, en palabras del propio protagonista, “creo que se habla demasiado del pecado y demasiado poco de las virtudes como el perdón”.
El perdón y el amor como forma auténtica de vivir el mensaje de Jesús es la constante en la cinta, en cada una de las interacciones del sacerdote con unos secundarios teatrales que tienen bastante de arquetipos: el anciano cínico, el ricachón vacío por dentro, la ninfómana… Pero “Calvary” es consciente de ello y juega con el cliché. En este sentido, y para concluir, cabe recordar la frase que el personaje de Aidan Gillen le espeta al protagonista: “Tal vez no tenga más frases buenas porque mi papel de médico ateo es sencillo… El tuyo es más interesante, el de cura bueno”. Mucho más interesante, de hecho: para hacer del “cura bueno” -bueno pero no simplón ni endulzado- el hilo conductor de una película hacen falta cojones. Ya lo decíamos, “Calvary” es una película valiente.
FICHA TÉCNICA:
Título Original: Calvary
Dirección: John Michael McDonagh
País: Irlanda (2014)
Duración: 100 min.
Género: Drama romántico
Interpretación: Brendan Gleeson, Kelly Reilly, Chris O’Dowd, Aidan Gillen, Domhnall Gleeson, David Wilmot, Dylan Moran
Música: Patrick Cassidy
Guión: John Michael McDonagh
Fotografía: Larry Smith
Productora: Irish Film Board / Octagon Films / Reprisal Films